La fe a futuro
Cómo mujeres y hombres de fe el nuevo escenario histórico debería llevarnos a repensar y repracticar todo lo que hasta la fecha hemos aprendido y vivenciado como algo inamovible, incuestionable y dogmático; y es que los nuevos escenarios que le tocan vivir a los creyentes de este siglo ya no son los antiguos paradigmas del siglo que ya pasó cómo para seguir con moldes y paradigmas anacrónicos. Hoy la fe cristiana si quiere transcender en la sociedad con el evangelio de Jesús tiene que presentar un mensaje crítico, compasivo y creativo en clave del reino de Dios que es como diría Rita de Cássia Rosada que el Dios revelado en el anuncio del reino es el paradigma fundante para una ética modelada por la justicia y por la ternura con todo para con el otro (O. Elizalde y otros, 2017, p. 524). Si el mensaje de Jesús tiene que decirnos algo hoy, fue por haber sido un mensaje escandaloso, contracultural y profético (en lo político, social y religioso); este, arremetió contra los primeros (los poderes opresores y excluyentes de su entorno social), pero por el contrario la preferencia por los-as últimos-as (que fueron los marginados e indefensos socialmente) de su mundo, demostraba una vez mas que si se puede vivir defendiendo la vida y la dignidad humana hasta la muerte, razón por la cual mataron al Carpintero y este no renunció al proyecto de Dios, pues era él el proyecto encarnado; el proyecto divino se ha realizado en una existencia humana, la plenitud de la vida brilla en un hombre, es visible, accesible, palpable (cf. 1 Jn 1,1-3) (J. Barreto y J. Mateos, 1979, p. 68). La propuesta de Jesús de humanizar a la sociedad es la que hoy a gritos se espera del movimiento el cuál lleva su nombre, pues las personas que viven invisibilizadas en condiciones inhumanas por estados que no defienden sus derechos, así lo exigen; junto a ello los cambios acelerados de las ultimas décadas nos empujan a tener que afirmar, con libertad y sinceridad, que de aquí en adelante, solamente tendrá razón de ser y futuro la teología que sea capaz de aportar algún sentido a la vida, y así, potenciar la mejor respuesta que podemos dar a nuestros anhelos de humanidad (J. Castillo, 2012, p. 117). Intentaremos apuntar a algunos horizontes por donde nuestra fe y pastoral hoy debería de discurrir si pretendemos ser relevantes a nuestra sociedad en el tiempo y espacio que hoy nos ha tocado vivir:
- La opción por los pobres. Hoy sigue siendo urgente una fe que se preocupe por los últimos del mundo y se arraigue con las necesidades vitales del ser humano; la brecha de desigualdad socioeconómica es un grave problema, pues, según Oxfam tan sólo 8 personas (8 hombres en realidad) poseen ya la misma riqueza que 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad. La súper concentración de riqueza sigue imparable, el crecimiento económico tan sólo está beneficiando a los que más tienen. Estos datos deberían preguntarnos a los cristianos que estamos haciendo para contribuir a la erradicación de esta realidad y construir una sociedad mas justa y equitativa. Esta propuesta no debe limitarse al asistencialismo paternalista que solamente da pan al hambriento y ropa al desnudo, pero cuando los abandonan ellos continúan en su condición de pobreza, no hubo ningún desarrollo, ningún cambio; muy por el contrario la propuesta del Reino de Dios es liberar a los empobrecidos, brindarles las condiciones para que abandonen la pobreza por vías de desarrollo socioeconómico, pues vivir de la caridad de la gente es indignidad humana.
-La opción por los derechos de las mujeres. En mi país la tasa de feminicidios y violencia contra la mujer es imparable y cada vez parece que la sociedad se acomoda mas al sistema machista y misógino que normalizan la cultura de inseguridad y violencia de género. En el 2016 el diario La República publico una estadística afirmando que cada mes un promedio de 10 mujeres son asesinadas en un contexto de feminicidio, 795 se han registrado de victimas en el 2009-2015 y un 89.6 % fueron asesinadas por su pareja, ex pareja o un familiar. A gritos es inminente una teología y pastoral que atiende esta problemática, hoy no necesitamos una visión indolente que dé las espaldas al sufrimiento de la próxima; ya varias veces hemos insistido en que la defensa por la dignidad humana de la mujer fue prioridad en el ministerio de Jesús, esto nos lleva a tener que afirmar que no se puede ser discípula -o sin tomar posición a favor de la defensa por la dignidad humana. Ahora bien, nuestra cosmovisión de la misión hoy debería optar por la defensa de los derechos junto a todas aquellas voces feministas que luchan por la no violencia contra la mujer y reclaman los derechos de las mismas, pues el Reino de Dios no es una construcción religiosa. No se edifica sobre la base de prácticas religiosas solamente, sino trabajando por un mundo más humano (X. Pikaza y J. Antunes, 2015, p. 109). No podemos apagar el grito por liberación de los estereotipos misóginos del sistema patriarcal que oprime y vulnera sus cuerpos, pues hace falta ser mujer para sentir lo que ellas sufren día a día en la desigualdad de derechos y oportunidades en las que tienen que vivir, sumando a ello la grave taza de feminicidios que conlleva este sistema; hace faltan ser mujer y seguir a Jesús para parcialisarse por la causa no-kiriarcal.
- La opción por la niñez y adolescencia. En nuestro contexto adrocéntrico y violento; la niñez y adolescencia ha sido maltratada, violentada y matada. En el año 2015 el diario Perú 21 expresó según los registros de los 221 centros de emergencia mujer del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables del Perú que en la primera mitad del 2015 se presentaron 9, 495 denuncias de agresiones psicológicas, físicas y sexuales contra menores de edad; estas cifras son alarmantes y nos llevan a preguntarnos ¿qué hemos hecho mal, o qué no hemos hecho por la dignidad humana de las niñas y niños? Las palabras de Jesús se vuelven un daga que atraviesa por nuestra garganta con el eco de que "Dejen a los niños y niñas venir a mi y no se lo impidan; quien recibe a uno -a... a mi me recibe" (Lc. 9:47-48); esta daga cada vez mas se imposibilita de extraer cuando no asumimos nuestra responsabilidad con los -as pequeños -as; la ternura en el evangelio de Jesús se caracteriza por garantizar que ellos crezcan y se desarrollen con todas las condiciones humanas para gozar la vida plena (Jn. 10:10) como sucedió con el niño Jesús (Lc. 2:40) oponiéndose al maltrato, la violencia y toda forma de explotación que impide esta vida en los pequeños y pequeñas del Dios de la vida, como afirma Harold Segura que en su labor pastoral la iglesia debe optar por el cuidado del bienestar de la niñez, lo que implica una radical resistencia y denuncia contra toda practica que atenta contra la vida plena: violencia, desnutrición, trafico de personas, maltrato, abusos, explotación, y otras (H. Segura, 2015, p. 137). En una sociedad pensada desde los adultos (hombres) y para los adultos es urgente deconstruir el adultocentrismo en el que están envueltas nuestras prácticas eclesiásticas para que el juego, la alegría y la ternura sean posibles, ya que como diría el evangelio si no nos volvemos como los niños y niñas no entraremos al reino de Dios. Los primeros son los niños y niñas, lo mas importante es que ellos -as vivan que tengan futuro, lo mas importante es acoger y educar a los niños y niñas porque ellos -as son para Dios el Reino. Estos son los nuevos desafíos y brechas que se le presentan a la fe cristiana de cara al futuro de los cuales no puede huir, si es que de veras esta interesada en establecer el Reinado de Dios aquí y ahora.
- La opción por la casa común. Académicos como Leonardo Boff y muchos ecologistas creyentes y no creyentes refieren la opción por un discurso ecológico o ecoteológico en defensa de la gran madre tierra, como la casa que el Creador nos entregó para sostenerla, cuidarla y garantizar la preservación de toda la vida que en ella se alberga como superorganismo para todas las generaciones. El panorama mundial que vivimos sobre el terrible cambio climático es aterrador, pues, según la ONU las personas viven en su propia piel las consecuencias del cambio climático, que incluyen cambios en los patrones climáticos, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos más extremos. Las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por las actividades humanas hacen que esta amenaza aumente. Si no actuamos, la temperatura media de la superficie del mundo podría aumentar unos 3 grados centígrados este siglo y en algunas zonas del planeta podría ser todavía peor. Las personas más pobres y vulnerables serán los más perjudicados (ONU; Objetivos de desarrollo sostenible 2030). No podemos hacer oídos sordos a esta terrible realidad. Hoy tenemos que unir esfuerzos con toda la comunidad que esta pidiendo a gritos otro mundo para vivir sostenible y pacíficamente. La teología de Jesús, la teología encarnada no puede desvincularse con las necesidades de los oprimidos -as y esclavizados -as, pues, el mensaje mismo de Jesús dá testimonio de su prioridad por ellos -as (Lc. 4:18). Nuestra gran madre tierra es la gran oprimida por la explotación del ser humano, nosotros no medimos que los recursos de la tierra un día se agotarán, no medimos que solamente tenemos un planeta, no dos, que la forma como estamos conduciéndonos hará que nos extingamos irremisiblemente. La casa común espera la manifestación de los pacificadores, de los que tienen hambre y sed de justicia ambiental, estos -as son los -as hijos -as de Dios conformados por toda expresión humana que defiende la vida, la dignidad humana y la dignidad de la tierra, pues han tenido un encuentro con la vida, el fin ultimo de la existencia humana; es así como todos ganarán con la sostenibilidad mundial y todos estarán amenazados sino llegamos a conseguirla. Solo esa ética del cuidado esencial podrá salvarnos de lo peor. Solo con ella tendremos un horizonte de futuro y de esperanza (L. Boff, 2002, p. 109).
- Opción por la pluralidad, diversidad e inclusión. Hoy el nuevo paradigma cultural ha pasado de lo unitario a lo plural y diverso. El actual enfoque intercultural es el que contempla todas las diferencias humanas aportando mutuamente y tratando de mantener la identidad cultural sin aislar, sin romper la coheción social evitando el asimilacionismo como el segregacionismo (M. Beuchot, 2005, p. 16). Este paradigma es antagónico al paradigma colonialista el cual descalifica a las demás culturas o expresiones humanas como inferiores, pues la suya es superior; por lo tanto, las demás culturas, deben ser conquistadas con violencia para alcanzar la civilización y normatividad, perpetuando así su hegemonía cultural e histórico-política; ya la historia de los procesos de constitución de los estados muestra la pugna entre portadores de identidades, valores, exigencias diferentes y conflictivas que tratan de preservar o imponer lo propio, por esta razón las sociedades modernas tienen que hacer frente cada vez mas a grupos que exigen el reconocimiento de su identidad y la acomodación de sus diferencias culturales (J. Salcedo, 2001, p. 31). La pluralidad y diversidad, básicamente, radica en la cultura, religión y género. Es en este panorama que a la fe de a futuro le corresponde presentar discursos y prácticas inclusivas como fue en el movimiento de Jesús. La actual investigación sobre los cristianismos primitivos en relación a su vida cotidiana y sus repercusiones socioculturales han arrojado que estas comunidades tuvieron una naturaleza inclusiva, capacidad integradora de gentes distintas, carácter heterogéneo socialmente y mestizo culturalmente; por lo que ejercieron una fuerte atracción social (R. Aguirre, 2001, p. 95). Esto fue una inclusividad que se expresaba en el interior de las propias comunidades, donde las diferencias de sexo (hombres-mujeres), clase social (libres-esclavos) y estatus (ricos-pobres) quedaban relativizadas, al menos idealmente por la común pertenencia al grupo de creyentes en Cristo (F. Rivas, 2011, p. 215). Posteriormente en la historia del "cristianismo institucional" lo que se ha dejado ver es un carácter excluyente, conquistador y no inclusivo hacia la diversidad humana, otras voces no tuvieron espacios, fueron silenciadas y hasta condenadas a la herejía y/o muerte (prueba de ello fue la "santa inquisición"). Amar al otro -a en sus diferencias religiosas, culturales y sexuales es la última oportunidad que tiene la humanidad (Iglesia incluída) para preservarse con el otro y otra (que es en definitiva una persona que piensa diferente a mí); de lo contrario la humanidad habrá perdido el único sueño que nos llevará a la posibilidad de otro mundo, y que es en palabras del apóstol Juan, los cielos nuevos y tierra nueva.
BIBLIOGRAFÍA
- F. Rivas, (2011). Que se sabe de: La vida cotidiana de los primeros cristianos. Verbo divino: España.
- H. Segura, (2015). Teología con rostro de niñez: Una perspectiva teológica de la infancia. Clie: España.
- J. Barreto y J. Mateos, (1979). El evangelio de Juan: Análisis lingüístico y comentario exégetico. Cristiandad: Madrid.
- J. Castillo, (2012). La humanidad de Dios. Trotta: España.
- J. Salcedo, (2001). Multiculturalismo: Orientaciones filosóficas para una argumentación pluralista. UNAM: México.
- M. Beuchot, (2005). Interculturalidad y derechos humanos. Siglo xxi: México.
- L. Boff, (2002). El cuidado esencial: Ética de lo humano, compasión por la tierra. Trotta: Madrid.
- O. Elizalde y R. Hermano, (2017). Una iglesia que camina con Espíritu y desde los pobres. Fundación Armerindia. Uruguay.
- R. Aguirre, (2001). Ensayo sobre los orígenes del cristianismo: De la religión política de Jesús a la religión doméstica de Pablo. Verbo divino: España.
- X. Pikaza y J. Antunes, (2015). El pacto de las catacumbas: La misión de los pobres en la iglesia. Verbo Divino: Navarra.
- X. Pikaza y J. Antunes, (2015). El pacto de las catacumbas: La misión de los pobres en la iglesia. Verbo Divino: Navarra.
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